Surtidores
Argentinos
Cómo fue la historia de la nacionalización de las naftas
Un proyecto de: FOPEA / ADC / LN DATA / UNIV. AUSTRAL
El ingreso del Estado a la empresa YPF ha sido un factor determinante para que suba el valor del litro de combustible

Corrían tiempos de enorme popularidad de Néstor Kirchner. En marzo de 2005, el entonces poderoso presidente, Néstor Kirchner, arremetió con inusitada fuerza contra Shell. El motivo parece hoy una pequeñez: la petrolera anglo-holandesa había decidido aumentar 4,2% la nafta y el gasoil. Kirchner convocó a no comprarle más. “Ni una lata de aceite, y que se den cuenta de que los argentinos ya no soportamos más este tipo de acciones".

El ingreso del Estado a la empresa YPF ha sido un factor determinante para que suba el valor del litro de combustible

Desde entonces se desató un vendaval contra la empresa y contra su presidente, Juan José Aranguren. Fue, además, el primer eslabón de una silenciosa transformación en el mercado de la venta de combustibles.

Pasaron poco más de 11 años de aquel momento. El ex presidente falleció en 2010 y Aranguren, después de 54 causas penales que le inició el anterior gobierno, es ahora Ministro de Energía. Todas las grandes empresas dedicadas a la venta de combustibles que existían en 2005 cambiaron de dueños y se nacionalizaron. Sólo una sobrevivió a estos años de política energética: Shell. Toda una paradoja.

Ese fue el Norte de un proyecto de periodismo de datos desarrollado por el equipo de La Nación Data, el MediaLab de FOPEA y la Asociación por los Derechos Civiles (ADC), con el apoyo de la Embajada de Estados Unidos y la Universidad Austral. Está basado, principalmente, en el análisis de los precios y volúmenes de venta de los hidrocarburos para todo el territorio nacional, según informan mensualmente los operadores inscriptos en la Resolución 1104. La base de datos se encuentra en el portal web del Ministerio de Energía y supera los 3.800.000 datos registrados. Sólo se trabajaron los datos para los combustibles líquidos, nafta y gasoil, para un período de tiempo que inicia en diciembre 2004 y finaliza, en esta edición, en septiembre 2016.

Los números cuentan cómo se nacionalizaron los surtidores y quiénes son los vendedores de cada litro de nafta que se cargó en un tanque desde 2005 hasta ahora. Cuentan qué fue lo que pasó con el precio y cómo la Argentina se desacopló de la cotización del barril de petróleo. Repasan cuáles son los grandes jugadores de este mercado y relatan la diferencia que tiene el combustible según dónde se lo compre. Muestran, además, cómo cada vez hay menos estaciones de servicios y explican las demoras que hay que soportar a la hora de abastecerse.

Los datos contienen la explicación de la transferencia de riqueza que cada argentino hace desde su bolsillo a las petroleras cada vez que arrima su auto a un surtidor y muestran que el ingreso del Estado a la empresa YPF ha sido un factor determinante para que suba el valor del litro de combustible.

Surtidores argentinos,
precios internacionales
Pese a lo que se cree, el precio de la nafta en la Argentina no está regulado.
por Diego Cabot
En 2008 los precios en los surtidores empezaron a subir justo en momentos en que la cotización internacional bajaba

El precio de la nafta en la Argentina no está regulado. Sin embargo, la regulación de hecho, tanto del actual como del anterior Gobierno, marcan los vaivenes de valor en el surtidor.

Desde hace varios años, las oscilaciones del crudo en el mundo no se corresponden con los números locales. Hasta 2008, cuando Repsol era la dueña de YPF, la nafta estaba a valores muy bajo respecto de la referencia internacional. Entonces, la mano dura del secretario de Comercio Interior, Guillermo Moreno, llevó a que las petroleras, y en mayor medida, los estacioneros, pierdan margen de ganancias. Los momentos del petróleo a 150 dólares no se sintieron en el país. Los consumidores no lo pagaron en sur abastecimiento y tampoco lo disfrutaron los empresarios. Sucede que la Argentina puso un precio máximo al barril exportado, por encima de lo cual todo era para el Estado.

En 2008 los precios en los surtidores empezaron a subir justo en momentos en que la cotización internacional bajaba

La medida, que anestesió el precio de los combustibles en el mercado interno tuvo enormes consecuencias a mediano plazo: derrumbó las inversiones petroleras en el país. En 2008, cuando Repsol vendió 25% de las acciones al banquero Eskenezi, la cuestión se revirtió. Los precios en los surtidores empezaron a subir justo en momentos en que la cotización internacional bajaba.

La llegada de Eskenazi marcó un antes y un después. El valor de un litro de nafta en surtidor pasó de 1,949 pesos en febrero de 2008 a 6,349 en marzo de 2013. Poco más de cinco años después el valor había aumentado 226 por ciento. La etapa anterior, desde mayo de 2003 hasta febrero de 2008, los valores se mantuvieron estables entre 1,891 y 1,949, con apenas un pico de 2,229 en enero de ese año. Desde aquel lejano 2013, el valor se triplicó y llegó a los actuales casi 18 pesos, si se toma un promedio de la nafta súper.

El análisis de datos arroja una conclusión: el precio de la nafta empezó a trepar ni bien empezaron a aparecer los primeros socios argentinos en las redes de estaciones de servicio. Desde la salida de la convertibilidad, la nafta pasó de un peso (un dólar) a 1,949 en febrero de 2008. Allí se produjo el primer mojón de la nacionalización con la venta de parte de YPF. Desde entonces, en manos nacionales, los surtidores no dejaron de remarcar hasta los actuales 18 pesos.

Nacionalización de las principales banderas
De grandes petroleras
a empresarios locales
Nacionalización de los combustibles. El combustible en manos del Estado es más caro.
por Diego Cabot
3997 estaciones de servicio en manos de empresas argentinas y 743 de propiedad de compañías extranjeras

Por aquellos días de 2005, boicot a Shell de por medio, el mercado de la venta de combustibles estaba dominado por cuatro empresas. YPF, de capitales españoles; Esso, de la multinacional norteamericana Exxon Mobile; Shell, de socios anglo-holandeses y Petrobras, la compañía brasileña que había llegado a la Argentina en 2002.

Pero todo cambió, tanto el mercado como los dueños. En aquel 2005, el ex presidente Hugo Chávez paseaba en visita oficial por la Argentina. Se montó entonces una de las operaciones más fuertes de presión sobre una empresa. Acompañado de cerca por Julio De Vido, entonces ministro de Planificación Federal, el líder bolivariano inauguró dos estaciones de servicios con la marca Enarsa-Pdvsa. Era el ingreso formal de la poderosa Petróleos de Venezuela y el estreno de la petrolera estatal argentina Enarsa. “Esto está apenas naciendo. Este año abriremos 600 estaciones similares en todo el país", dijo el presidente caribeño.

¿Cómo podía llegar una expansión semejante en tan corto tiempo? El plan era forzar la venta de Shell y montar la nueva marca sobre la extensa red de estaciones de servicios naranja y amarilla.

3997 estaciones de servicio en manos de empresas argentinas y 743 de propiedad de compañías extranjeras

Aquellas dos estaciones de servicio terminaron por cerrar poco tiempo después. La primera que dejó de expender fue la ubicada en la Avenida del Libertador, frente a la ESMA; la segunda, en Panamericana y ruta 20020, poco tiempo después. La petrolera venezolana se despegó de Enarsa y continuó su camino en solitario. Compró una red de estaciones y montó su propio negocio, que en 2016 cuenta con 39 estaciones de servicio.

La historia de Shell es conocida. La empresa resistió el boicot oficial y perdió en poco tiempo 30% del mercado que tenía. Pero supo adaptarse al formidable negocio de la exportación de nafta. Mientras, soportó 94 multas y 54 denuncias penales contra su presidente, el hoy ministro, Juan José Aranguren.

Justamente ambas compañías son las únicas que hoy quedan en el mercado con capitales extranjeros; el resto, cambió de manos.

La secuencia nacionalizadora siguió en febrero de 2008, cuando el grupo Petersen, de la familia Eskenazi, compró el 15% de YPF, además de una opción por quedarse con otro 10% adicional. La operación quedará en la historia por la frase que esgrimió el presidente de Repsol, Antonio Brufau, cuando celebró con un comunicado la asociación con Eskenazi. El ejecutivo catalán explicó que el grupo argentino había sido elegido “por su experiencia en mercados regulados”. Empezó así lo que el gobierno de entonces llamó la argentinización de YPF.

En febrero de 2011, el empresario Cristóbal López fue el primero de una serie de compras de surtidores por parte de capitales argentinos. Entonces se anunció que el dueño de Casino Club había comprado una red de 360 estaciones de servicio a Petrobras, además de una refinería en San Lorenzo, provincia de Santa Fe. La compra, que luego se reveló que se había pagado con la elusión del impuesto a los combustibles, consagró una nueva marca en el mercado: Oil Combustibles. Actualmente, la red tiene 307 estaciones de servicio.

Un mes después, en marzo de 2011, el grupo Bridas, integrado por la familia Bulgheroni y el grupo Chino Cnocc compró los activos de Esso en la Argentina, Uruguay y Paraguay. Entonces apareció la marca Axion, que hoy a paso continuo reemplaza uno a uno los colores de la petrolera norteamericana en la red de estaciones de servicio. Ambas marcas son la segunda red con 534 bocas de expendio.

En abril de 2012 llegó el gran golpe nacionalizador. El gobierno de Cristina Kirchner expropió el 51% de las acciones de YPF que entonces estaban en manos de la española Repsol. La polémica medida modificó el mercado ya que la empresa fue, por lejos, la líder histórica del mundo de los surtidores. La red tiene 1560 estaciones de servicios y es la que más penetración territorial despliega.

Finalmente, en mayo de 2016, se aprobó otra compra de capitales nacionales. El otro 50% de las estaciones de servicio de Petrobras en el país, que alguna vez intentó comprar Cristóbal López, quedó en manos de Pampa Energía, una empresa cuya cara visible es el empresario Marcelo Midlin. Aún la red de 277 estaciones se mantiene con el nombre de Petrobras y hay versiones de que podría desprenderse de ese negocio.

La otra gran red está compuesta por las llamadas estaciones blancas. En este mundo existen 1074 estaciones de servicio que venden combustibles sin marca ni están atados a la compra de una empresa. La pérdida de rentabilidad de este negocio impulsó a varios empresarios a moverse hacia este mercado.

De esta manera se compone el sistema de abastecimiento de combustible de la Argentina, más nacional que nunca en la historia, con una red de 3997 estaciones de servicio en manos de empresas argentinas y 743 de propiedad de compañías extranjeras.

YPF / De la gestión privada a la pública
Cadena de Valor de la Industria del Combustible en Argentina
Exploración

Se estudian los territorios donde hay posibilidades de extraer petróleo y gas.

Cadena de Valor de la Industria del Combustible en Argentina
Perforación

Las torres de perforación realizan pozos de entre 800 y 6000 metros de profundidad para extraer la materia prima.

Cadena de Valor de la Industria del Combustible en Argentina
Extracción

El petróleo y el gas pueden emerger de manera natural o a través de bombeo artificial. La infraestructura utilizada es conocida como cigueña.

Cadena de Valor de la Industria del Combustible en Argentina
Exportación

En Argentina, el 14% de lo extraído se vende sin procesar en el mercado exterior.

Cadena de Valor de la Industria del Combustible en Argentina
Transporte

El petróleo crudo es transportado a través de oleoductos para ser procesados en las refinerías. El gas natural llega a los centros de distribución a través de gasoductos.

Cadena de Valor de la Industria del Combustible en Argentina
Refinación

Existen distintos procesos industriales a partir de los cuales se obtiene una variedad de productos: gasoil, naftas, insumos químicos, fuel oil, GLP y otros.

Cadena de Valor de la Industria del Combustible en Argentina
Distribución

El combustibe se transporta a las estaciones de servicio en camiones tanque.

Cadena de Valor de la Industria del Combustible en Argentina
Comercialización

La distribución y comercialización se divide en mayorista y minorista. La primera abastece a flotas de transporte de mercaderías o pasajeros, al agro, la industria, las usinas eléctricas y a las estaciones de servicios. La segunda, a estaciones de servicio y pequeños distribuidores independientes.

Descomposición del precio de la nafta super por provincias de referencia
Descomposición del precio de la nafta super por provincias de referencia
Descomposición del precio de la nafta super por provincias de referencia
Descomposición del precio de la nafta super por provincias de referencia
Descomposición del precio de la nafta super por provincias de referencia
Descomposición del precio del gasoil super por provincias de referencia
Descomposición del precio del gasoil super por provincias de referencia
Descomposición del precio del gasoil super por provincias de referencia
Descomposición del precio del gasoil super por provincias de referencia
Descomposición del precio del gasoil super por provincias de referencia
YPF y el Gobierno
Los mayores aumentos de nafta ocurrieron cuando el petróleo estuvo en manos del Estado
por Pablo Fernández Blanco
el Estado fue el mayor promotor de los aumentos en los precios de las naftas y el gasoil, muy por encima de las empresas privadas

Los números que muestran la marcha del mercado de combustibles entre 2004 y 2016 muestran una evidencia incontrastable: el Estado fue el mayor promotor de los aumentos en los precios de las naftas y el gasoil, muy por encima de las empresas privadas, tanto en la gestión pública de YPF como en los años en que la empresa estatal estuvo bajo el mando de amigos del poder.

La estabilidad que muestran los números, hasta 2007, es signo de una práctica silenciosa que llevó a cabo la política mediante presiones sobre las petroleras para que no aumentaran los precios, en especial sobre YPF, cuyo control estaba en manos de la española Repsol.

En marzo de 2005 el trabajo silencioso del poder sobre las empresas salió a la luz de una forma desesperada: el ex presidente Néstor Kirchner convocó al país a realizar un boicot en contra de Shell.

el Estado fue el mayor promotor de los aumentos en los precios de las naftas y el gasoil, muy por encima de las empresas privadas

Para febrero de 2008, la familia Eskenazi compró un 14,9% de la participación de YPF a través de diversos créditos millonarios y el precio promedio de la nafta súper era de $ 2,11 el litro.

La cercanía de los Eskenazi con el kirchnerismo se notó en los bolsillos de los automovilistas. Ocho meses después, los socios especialistas en mercados regulados, como los presentaban en España, habían logrado lo que empresas internacionales no pudieron en más de dos años: los precios treparon 36%, hasta los $ 2,88.

El tándem Brufau (presidente de Repsol)/Sebastián Eskenazi (gerente general de la empresa) condujo los destinos de YPF hasta abril de 2012, cuando la ex presidenta Cristina Kirchner ordenó la estatización del 51% de las acciones que tenía la empresa española. En ese momento, el precio de la nafta promedio en todo el país llegaba a los $ 5,89, con un incremento del 179 %.

El desembarco de Julio De Vido (Ministro de Planificación) y Axel Kicillof (Viceministro de Economía) trajo incongruencias en el mercado petrolero. Los mismos que criticaban los aumentos se encargaron de favorecerlos. Más aún, desde la llegada de Miguel Galuccio a la compañía, bajo el doble cargo de Presidente y CEO de la petrolera.

El ex titular de la petrolera fue presentado por Cristina Kirchner en mayo de ese año. En diciembre, la nafta había aumentado casi 14% en el promedio nacional. Hasta noviembre del año pasado (aún sin los efectos de la devaluación de diciembre), el litro de súper había escalado hasta los $ 14,10, con un 139% de aumento.

El mercado de combustibles en el país se distribuye en pocos jugadores. Esas características implican que una empresa se tiene que mover en márgenes similares a los de YPF, dueña de un 55% del mercado. Por eso, el sector privado fue perjudicado en los primeros años del kirchnerismo, cuando la presión del Gobierno se volcó sobre Repsol, y beneficiado cuando siguió los aumentos de precios que aplicó YPF cuando en su composición accionaria se encontraba una compañía cercana al poder o cuando el principal destinatario de las utilidades era el propio Estado.

Estaciones de servicio
Un negocio cada vez menos rentable, que ha sacado del mercado a muchos competidores. Las ventas que necesitan realizar para alcanzar un punto de equilibrio y cómo se verifica el funcionamiento de los surtidores.
por Stella Bin
A los estacioneros cada vez les cuesta más cubrir los costos fijos del negocio. El personal solamente representa el 80%

Propietarios de estaciones de servicio estiman que este año se han cerrado unos 40 negocios y que en los últimos años desaparecieron unas 3.000 expendedoras de combustibles. ¿El motivo? La pérdida de rentabilidad de los surtidores.

Si bien la cantidad exacta de surtidores que hay en todo el país es difícil de acordar, ya que el mismo Ministerio de Energía de la Nación varía la cifra según la base de datos que se trabaje, tomaremos como válido el número que da este organismo en la base de datos con la que trabajamos este especial: 4.701 estaciones de servicio dispersas en todo el territorio nacional.

Ahora, más allá del número exacto de estaciones, la realidad muestra que desde hace varios años el cierre de estos negocios es sostenido. Los estacioneros explican que cada vez les cuesta más cubrir los costos fijos de esta actividad. “El personal solamente representa el 80%. Es decir, para alcanzar un punto de equilibrio hoy se requiere despachar 300.000 litros para un negocio que opera en compra y venta y 450.000 en los consignados (YPF). Mientras que para el GNC la cifra debe superar los 100.000 metros cúbicos”, ilustra Marcelo Baremboum, director del portal Surtidores.com.ar.

El cierre de expendedoras es lo que ha permitido “que otras sobrevivan”, sostiene Rosario Sica, referente histórica de los propietarios de estaciones de servicio. Porque, según la empresaria, entre agosto de 2015 y agosto de 2016 la venta de combustible cayó un 10,6%. Al tiempo que para Baremboum, también hubo un reacomodamiento del mercado, “se advierte que a pesar del crecimiento del parque automotor, había una cantidad de estaciones ociosa especialmente en los centros urbanos, no así en el interior donde hay regiones sin surtidores”, afirma.

A los estacioneros cada vez les cuesta más cubrir los costos fijos del negocio. El personal solamente representa el 80%

La mayoría de las expendedoras que cerraron son de marcas blancas (es decir que no pertenecen a ninguna petrolera), porque muchas veces quedan afuera del mercado por una cuestión de precios. “Su mayor crisis fue durante el desabastecimiento de combustibles ocurrido en el Gobierno anterior, ya que las petroleras privilegiaron el suministro a su propia red en desmedro de los distribuidores mayoristas que son los que provén a las sin bandera”, explica Baremboum.

Pero en los últimos meses la situación se modificó, los estacioneros de marcas blancas “están mejor que las de bandera porque compran combustible importado y tienen mejores costos que nosotros”, revela Sica.

En cuanto a los consumidores, el cierre de expendedoras de combustible generó largas colas de automovilistas en las estaciones, que la misma recesión económica supo disciplinar. Hoy, la demanda mensual de nafta y gasoil es, según Baremboum, de “aproximadamente 1.400.000 litros”.

Es cierto que las estaciones han agregado servicios a su oferta, pero la venta de combustibles sigue siendo su principal negocio. Los rubros adicionales, en la mayoría de los casos no sólo no aportan beneficios, sino que generan pérdidas. “Salvo en determinados lugares sobre las rutas, los servicios por fuera de la venta de combustibles no dan ganancias. De hecho, muchos dueños a los espacios de comida los alquilan”, ilustra Sica.

Otro aspecto a tener en cuenta en el negocio de las estaciones de servicio es que muchas veces los surtidores son dados en comodato por las petroleras, pero el responsable de que estos funcionen correctamente es el propietario del negocio. Y quién verifica el funcionamiento de los surtidores, es decir que expendan exactamente la cantidad de combustible que marca su contador, es el Instituto Nacional de Tecnología Industrial (INTI). Lo hace desde 2003, a través de su Programa de Metrología Legal, y verifica entre 65.000 y 70.000 mangueras expendedoras de combustible correspondientes a las 5.500 expendedoras (algunos pueden ser surtidores ubicados en lugares puntuales que no son estaciones de servicio) dispersas en todo el país.

El chequeo se realiza por primera vez para poner en marcha el surtidor, que luego debe ser examinado anualmente. El servicio le cuesta a la estación de servicio $ 238 por manguera. En caso de que la estación de servicio no quiera que la verifiquen, el INTI o la Secretaría de Comercio Interior inhabilitan el instrumento. “Al comienzo el 30 o 35% de las estaciones se negaba por desconocimiento. Pero tras explicarles personalmente el motivo de la verificación, hoy el rechazo es de un 2% y en su gran mayoría se debe a que la estación ha cambiado de firma y los nuevos propietarios desconocen la reglamentación”, explica Leandro García, responsable del Programa de Metrología Legal del INTI.

Para realizar estas verificaciones, el INTI cuenta en todo el país con 12 camionetas -que se renuevan cada 5 años- y 24 personas. El promedio de un equipo de trabajo es de 35 mangueras diarias en zonas urbanas.

Créditos
FOPEA
Vanina Berghella Coordinación General
Tea Alberti Coordinación de Proyecto
Stella Bin Coordinación Editorial
Italo Daffra Desarrollo de Contenidos
Amalia Eizayaga Investigación Periodística (Jujuy)
Facundo Segura Diseño y Desarrollo Multimedia
Cecilia Toledo Asistente de Comunicación
Cecilia Tombesi Desarrollo de Contenidos
Eva Constantaras Consultora especializada en Periodismo de Datos
Cecilia Vechiarelli Edición Video
Walter Cabello Edición Video
Paula Moreno Investigación Periodística (Chubut)
Mariela Arias Investigación Periodística (Santa Cruz)
Mariana Muriel Fernández Investigación Periodística (Neuquén)
Diego Marconetti Investigación Periodística (Córdoba)
Alfredo Zacarías Investigación Periodística (Corrientes)
Indalecio Sánchez Investigación Periodística (Tucumán)
Julio Rodríguez Investigación Periodística (Santiago del Estero)
LN DATA
Carolina Ávila Coordinación de Proyecto
Momi Peralta Ramos Análisis de Datos
Florencia Coelho Producción y Comunicación
Diego Cabot Coordinador Editorial
Pablo Fernández Blanco Periodista
Gabriela Bouret Análisis de Datos
Ricardo Brom Investigación y Análisis de Datos
Romina Colman Periodista
Gabriela Miño Investigación
Pablo Loscri Diseño Interactivo
Cristian Bertelegni Programación
Mariana Trigo Viera Diseño Interactivo
Bianca Pallaro Periodista
Nicolás Rivera Diseño Interactivo
Matías Urrels Análisis de Datos
ADC
Vanina Mona Coordinación General
Jeannette Torrez Coordinación de Proyecto
UNIVERSIDAD AUSTRAL (Facultad de Comunicación / Facultad de Ingeniería)
Delfina Orlando Desarrollo de Contenidos
Lucía Ríos Bellagamba Desarrollo de Contenidos
Diego Oppenheim Dataminer
Esmeralda Avellaneda Desarrollo de Contenidos
Es un proyecto de FOPEA y ADC en conjunto con LA NACIÓN / UNIVERSIDAD AUSTRAL

Con el apoyo de la Embajada de Estados Unidos

Desarrollado por Media Lab

Metodología: Este especial de periodismo de datos está basado, principalmente, en el análisis de los precios y volúmenes de venta de los hidrocarburos para todo el territorio nacional, según informan mensualmente los operadores inscriptos en la Resolución 1104. La base de datos se encuentra en el portal web del Ministerio de Energía.
La cantidad de registros supera los 3.800.000 datos.
Sólo se trabajaron los datos para los combustibles líquidos, nafta y gasoil, de todas las banderas instaladas en el país.
El período de tiempo abarcado inicia en diciembre 2004 y finaliza, en esta edición, en septiembre 2016.
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Fecha de publicación: Noviembre 2016

Contacto: fopea@fopea.org